Hay momentos en los que creo que la apuesta por la calidad, elaboración y cariño que Santigo y yo hemos hecho, no vale la pena, nada más lejos de la realidad. El 9 y 10 de septiembre estuve en Sant Sadurní D´Anoia, en la bodega Raventós i Blanc. Tenía ganas de visitarla porque siempre me han gustado sus vinos, y además sentia curiosidad por conocer los motivos de su reciente abandono de la D.O. Cava. En mi humilde opinión, ha sido un acierto, mientras las super-bodegas de cava se dedican a producciones ingentes en las que solo importa el número de botellas vendidas, Raventós i Blanc apuesta por la calidad, produciendo sus vinos espumosos y tranquilos con uvas propias y por supuesto elaborando en bodega los caldos de principio a fin.
En la finca de 90 hectáreas en propiedad de la familia durante 21 generaciones, apuestan por variedades autóctonas como la xarel·lo, parellada, macabeo y monastrell, todo ello gestionado con agricultura biodinámica, sin pesticidas y con un gran respeto al medio natural.
La mayoria de sus vinos espumosos ya forman parte de mi carta desde hace tiempo, pero ahora veo que lo que se percibe organolépticamente al catar sus vinos, no es fruto de la casualidad, sino de un gran trabajo en la viña y un notable cariño en bodega. Con cuerpo y estructura bien definida, burbujas finas e integradas, y matices de largas crianzas que podrian competir con los mejores champagnes.
Terminamos la visita comiendo en la bodega con Don Manuel Raventós, todo un placer, es de esas personas a las que te quedarias escuchando durante horas. En definitiva, un placer y seguid así.